Somos humanos no somos perfectos, no intentemos que todo sea perfecto. Si nos quitamos el ser perfeccionistas, y empezamos a hacer las cosas, asumiendo el temor a fracasar, y quitándonos el miedo de que no todo salga genial, o como quisiéramos, despojándonos del control todo sería más fácil.
Afronta tus problemas ¡No, no será fácil! No hay ni una sola persona en el mundo capaz de encajar a la perfección cada golpe que le da la vida. Pero ¡AFRONTA!
Pasa tiempo con la gente correcta. La vida es demasiado corta como para pasarla con la gente que te succiona la felicidad. Si alguien te quiere en su vida te hará un hueco, pero tú no tendrías porqué pelear por ello. Así que, nunca le insistas a alguien que continuamente te esté diciendo de una u otra manera no.
La gente se filtra sola, presta atención a lo que te van diciendo tanto las palabras como los silencios. Y deja que las relaciones se vayan dando de manera fluida, sin presiones ni control.
No estamos programados para solucionar los problemas al instante. Simplemente, no somos así. Es más, estamos hechos para enojarnos, entristecernos, herir, tropezar y caer. Pues esa es la finalidad de la vida: afrontar los problemas, aprender, adaptarnos y solucionarlos con el paso del tiempo. Eso es lo que al final, nos convierte en lo que somos. SERES HUMANOS.
Puedes engañar a cualquier persona del mundo, pero no a ti mismo. Siempre será mejor correr riesgos, y uno difícil de correr es empezar a ser honestos con nosotros mismos. Pero siempre valdrá la pena el hacerlo.
El amor en conjunto siempre partirá del amor propio. No pongas tus propias necesidades en último lugar. Si constantemente te haces pedazos por juntar los de los demás, te pierdes en el proceso de, amar demasiado a otros, tanto como para olvidarte de que tú también eres especial. Sí, ayuda a los demás, pero es importante que siempre estés bien tú en principio.
Si algo es realmente valorable hoy en día es la autenticidad, no intentes ser alguien que no eres. Uno de los mayores desafíos de la vida es ser uno mismo en un mundo que intenta convertirte en otra persona.
Lo único que tenemos es el presente punto final. No te asustes por cometer errores. Hacer algo y equivocarse es por lo menos diez veces más productivo que no hacer nada. Todos los éxitos esconden tras de sí una lista de errores. Cada nuevo error, te conduce hacia donde quieres llegar.
Si ya cometiste el error, lo peor que puedes hacer es regañarte o juzgarte por eso. Los errores nos ayudan a dar con las personas y las cosas que nos convienen.
Recordemos día a día que las cosas que verdaderamente nos satisfacen son completamente gratis: el amor, reírse y trabajar en lo que nos apasiona.
El sobre pensar a veces genera problemas que ni siquiera estaban ahí. Analiza las situaciones y pasa a la acción. No puedes cambiar aquello a lo que te resistes a afrontar. Progresar implica riesgo. ¡Punto! No puedes avanzar si no sueltas.
Si no estás a gusto contigo mismo, tampoco serás feliz en una relación a largo plazo con otra persona. En primer lugar, tienes que crear la estabilidad en tu propia vida, antes de poder compartirlo con alguien más. Va de adentro hacia afuera.
Nadie se siente nunca listo al 100% cuando se presenta una oportunidad. Y es que la mayoría de las grandes oportunidades de la vida nos obligan a salir de nuestra zona de confort, lo que significa que no nos sentiremos completamente cómodos al principio.
No te impliques en relaciones por motivos equivocados. Las relaciones deben escogerse sabiamente. Más vale estar solo que mal acompañado. No hay ninguna necesidad de precipitarse. Si algo tiene que ser, será: en el momento adecuado, con la persona adecuada y por el motivo adecuado. Enamórate cuando estés listo, no porque te sientas solo.
No te conformes, si no va a sumar, comper que no reste. Es mejor confiar en ti y en tu instinto. A quedarse en algo que no te está haciendo feliz.
Un buen consejo es enfocarte en tu relación sin tener en cuenta el pasado, no rechaces nuevas relaciones solo porque las anteriores no funcionaron. En la vida te darás cuenta de que conoces a las personas por un motivo. Todas te enseñan algo. Algunas sacarán lo mejor que hay en ti. Esas son las que tienes que valorar y procurar.
Si no está sacando lo mejor de ti, al contrario, cierra página y a otra cosa mariposa.
No compitas con los demás. No te preocupes de lo que otros hacen mejor que tú. Concéntrate en superarte a ti, día a día. La envidia no sirve de nada, no te aporta y si te resta.
La vida nos plantea dificultades por una razón: para orientar nuestro camino en la dirección más adecuada para cada uno de nosotros. Puede que no lo veas o no lo entiendas del todo en el momento en que las cosas ocurren.
Y puede que sea duro pero, reflexiona sobre las dificultades que viviste en el pasado; comprobarás que, casualmente, te condujeron a un lugar, una persona, estado de ánimo o situación mejores. Así que ¡sonríe! Deja que todo el mundo sepa que hoy eres un poquito más fuerte que ayer, y lo serás.
No seas rencoroso. No pases la vida albergando odio en tu corazón. Perdonar no significa decir: no importa aquello que me hiciste; más bien no pienso dejar que lo que me hiciste acabe con mi felicidad comper. Pasa página y trata de hacerlo mejor la próxima vez.
No permitas que otros te bajen a su nivel. En dado caso que ellos suban al tuyo. Jamás te justifiques ante los demás. Tus amigos no lo necesitan y los demás no lo creerán de todas formas. Simplemente, haz lo que tú consideres correcto, mientras no hagas daño a los demás vas.
No hagas lo mismo una y otra vez. Si sigues haciendo lo que haces, seguirás obteniendo lo que has obtenido hasta ahora. El universo es muy sabio, y paciente en mandarte la lección, cuantas veces sea necesario.
Da un giro, y quizá te sorprendas de manera positiva. De repente nos vamos a lo grande, cuando es en la belleza de los pequeños momentos. Disfruta de las pequeñas cosas, (un atardecer, una plática, una foto) porque un día mirarás atrás y descubrirás que ésas fueron las grandes cosas.
No actúes como si todo estuviera bien cuando en realidad no lo está. No pasa nada porque un día te derrumbes. No tienes que fingir todo el tiempo que eres fuerte, ni tampoco hay necesidad de que demuestres constantemente que todo va bien. Tampoco debería preocuparte lo que los demás piensen: si necesitas llorar, hazlo; te vendrá bien desahogarte. Cuanto antes lo hagas, antes volverás a sonreír.
No culpes a los demás por tus problemas. Las probabilidades de que alcances tus sueños dependen de la medida en la que hayas asumido la responsabilidad de tu vida.
No intentes serlo todo para todos. ¡Simplemente, es imposible! Así que limita tu foco.
No te preocupes tanto. El hecho de que te preocupes no te quitará la carga mañana, pero si la felicidad de hoy. Una forma de saber si merece la pena es preguntándote: ¿Importará esto dentro de un año? ¿de tres? ¿de cinco? Si la respuesta es que no, entonces no merece la pena.
No te centres en lo que no quieres que ocurra. Céntrate en lo que sí quieres que te suceda. Si te despiertas cada mañana con la idea de que algo maravilloso va a ocurrir y prestas atención, muchas veces descubrirás que estabas en lo cierto.
No seas desagradecido. No importa lo bien o mal que te vaya, levántate cada mañana dando gracias por estar vivo. En lugar de pensar lo que te falta, trata de pensar en lo que sí tienes.
¡AGRADECELO!
Gracias por seguirme en esta aventura y leerme. Si les gustó este post compártanlo en sus redes sociales para que más personas se enteren.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario