Una palabra que ha marcado mi vida es la palabra Afinidad. El significado es la atracción o adecuación de caracteres, opiniones, gustos u otras circunstancias que existen entre dos o más personas.
Cuando entendí de verdad esa palabra, mi vida cambió. Porque la empecé a utilizar en cada aspecto de mi vida y de mis relaciones. La afinidad no va ligada en lo más mínimo al cariño, al contrario.
Más bien es proporcional a las circunstancias de vida y tiempo. Hoy puedes ser muy afín a alguien, o algo, llámese: amigo; novio, trabajo, café favorito. Y mañana simplemente no serlo.
Las personas, somos un fascinante conglomerado de actitudes, creencias, emociones, deseos y aspiraciones. Cuando te topas a alguien afín a esto, y sus estilos de vida encajan, es un éxito.
La afinidad puede ser directamente proporcional al enamoramiento. ¿Cómo se da este? Todo comienza con una atracción física seguida por una atracción personal.
Hoy platicaremos, del enamoramiento afín. Porque en definitiva hay personas que te enganchan más que otras, seamos realistas. Y esto no tiene nada que ver con el tema físico, más bien es un conjunto de factores que compaginan.
Esa persona afín es la que te hace sentir cómoda, la que hace que el tiempo literal se pase volando. Que te hace reír por cualquier cosa, y que te engancha más y más a cada paso que das.
Cuando se da ese enamoramiento, surge un intenso deseo de intimidad con esa persona en todos los sentidos. Que van desde quererle contar tu vida desde que tenías cinco. Hasta querer comértelo a besos.
Claro que en esta afinidad lo primero que buscas es la reciprocidad, simple y sencillamente porque así es mucho más divertido esto del enamoramiento.
Esto de estar enamorados es super gozable, mientras vayan disfrutando día a día, nunca sabes, en una de esas, cuando te voltees, ya llevas un rato con esa persona, disfrutándolo, sin presión, sin tratar de descifrar cada paso que dan.
Seamos honestos, algo que va complicando las relaciones, es el sentido de pertenecia. Claro que está muy divertido el compartir con alguien, pero creo que lo es mucho más, cuando es por gusto mutuo, y no por compromiso, por fuerza o por costumbre.
Siguiendo el hilo del enamoramiento afín, cuando estás en lo primero del enamoramiento, es súper fácil que idealices a la otra persona, que le vayas poniendo características y atributos que a ti te gustaría que tuviera, sin que necesariamente de verdad sean suyos.
Así que es importante, el irse conociendo, en todas sus facetas, en las buenas, las malas. Al final que el que te guste alguien, es aceptarlo como es, sin intentar cambiarlo, así tal cual.
Con todas sus peculiaridades, que vaya que todos las tenemos. Es estar con esa persona que cuando te peleas dices- ok, no eres mi persona favorita ahorita, y aún así te quiero junto a mí-.
Es terminar con el que no te enganche en lo malo, al contrario la mayor parte del tiempo saque lo mejor de ti, sin siquiera proponérselo. Todos somos espejos, y al final un punto clave al menos para mí, siempre será la admiración.
A veces vemos virtudes, en la otra persona, o aspiraciones, o aspectos que siempre hemos querido para nosotros y que, de algún modo no hemos alcanzado. Que cuando los encontramos en la otra persona, inconscientemente nos equilibran y complementan.
Con todas sus peculiaridades, que vaya que todos las tenemos. Es estar con esa persona que cuando te peleas dices- ok, no eres mi persona favorita ahorita, y aún así te quiero junto a mí-.
Es terminar con el que no te enganche en lo malo, al contrario la mayor parte del tiempo saque lo mejor de ti, sin siquiera proponérselo. Todos somos espejos, y al final un punto clave al menos para mí, siempre será la admiración.
A veces vemos virtudes, en la otra persona, o aspiraciones, o aspectos que siempre hemos querido para nosotros y que, de algún modo no hemos alcanzado. Que cuando los encontramos en la otra persona, inconscientemente nos equilibran y complementan.
En otras ocasiones, te das cuenta de esa afinidad, en la manera que te provoca la otra persona. Quién eres cuando estás con él. Así es que entiendes que esa persona te saca un lado tolerante, paciente y tranquilo, que no todo el mundo te provoca, y de verdad que te nace sin más.
O hace que seas mucho más aventurero, cedes sin siquiera darte cuenta, o esa película que jamás pensaste que verías la ves con esa persona. Me ha pasado. Y de verdad que es de las mejores experiencias que he sentido.
Dejando de lado el punto sentimental, y siendo más científicos. El enamoramiento es una reacción química. Una sustancia de nuestro cerebro llamada feniletilamina, nos obliga a segregar dopamina cuyos efectos son parecidos a las “anfetaminas” que producen el estado de euforia natural cuando estamos con el susodicho.
Las endorfinas, las encefalinas y la feniletilamina son las responsables de nuestra euforia y felicidad, ellas son quienes nos dan una inyección de emociones positivas y bienestar. Pero, ¿qué activa estos procesos, qué hace que nuestro cerebro se fije en un tipo de persona en específico?
Pues ni más ni menos, lo activa el que esa persona te haga sentir cómodo, que te genere bienestar, que te provoque confianza, que te brinde una sensación de agradable afinidad.
Gracias a estos procesos químicos, confesando ando. Un día te descubres sonriendo como idiota, después de pensar en él. Y lo único que quieres es pasar más tiempo con esa persona, que realmente te es afín. Para sentir ese bienestar que te provoca, más y más tiempo. A todos nos gusta el estar contentos ¿qué no?
Gracias por seguirme en esta aventura y leerme. Si les gustó este post compártanlo en sus redes sociales para que más personas se enteren.
MJBDU
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