-Y PASÓ EL TIEMPO-
Desde
que eres pequeño vas escuchando que cuando llegas a cierta edad tu perspectiva
de vida cambia.
Es
típico que cuando tienes 20 escuchas que los 40 se ponen mucho mejor, porque
cosas que te importaban mucho, ahora no te importan tanto.
Que
estás más cómodo con quién eres, lo que haces, y tu vida en general.
y
evidentemente cuando te faltan 20 años para llegar a esa etapa lo ves tan
lejano que ni siquiera lo consideras.
Pero
cuando hago un recuento de todo lo que ha pasado en 20 años de verdad que no
puedo dejar de asombrarme de todo lo que he vivido y sin pensarlo un segundo,
estoy tan contenta y tan satisfecha, vaya que soy una mujer afortunada. Y tengo
que reconocer que sí pienso que esta es una mucho mejor edad.
Tengo
la fortuna de seguir disfrutando a mis papás. Mi familia es lo mejor, hoy
disfruto de mis sobrinxs. Que no saben que delicia es ser tía PANK. El estar
cerca de ellxs viéndolos crecer es lo mejor que me ha pasado.
Terminé
la universidad, empecé a trabajar, viví sola en mi departamento, me fui a vivir
a Monterrey casi 4 años, hice amigos que se volvieron cercanos de por vida.
Viví el mejor viaje de mochilas a Europa por 3 meses. Recorrí lugares
increíbles e hice la mejor colección de memorias.
He
disfrutado de viajes con mis amigas, con mis primas, con mi familia, viví en
Creel un mes, fui y vine a Oaxaca, tomé clases de bachata, disfruté un año en
Querétaro con mi novio.
He
tenido la fortuna de poder conocer a personas maravillosas que al día de hoy
forman parte de mi vida, y que procuraré se mantengan. Y personas que salieron
por voluntad propia y lo agradezco infinito, y otras que ya están en el cielo y
que extraño con locura.
En
este inter viví la experiencia de que me rompieran el corazón, idealizar y
entender que la realidad es distinta, y darme cuenta de esto
al encontrar a esa persona que había esperado por mucho tiempo.
Me
encantó comprobar que la paciencia si tiene punto, que el no conformarme y el
salir de la zona de confort fue bueno, que el ser valiente y no temerle a la
soledad de tantos años, trajo cosas muy positivas a mi vida.
Cliché
comprobado, después de todos los fracasos llega el indicado, y te das cuenta de
porqué antes no funcionó con nadie más.
Creo
que de lo mejor que me ha pasado, ha sido sin duda quererme más y mejor, de
forma más sana, sin tanto prejuicio, dejando a un lado el control y el
perfeccionismo.
Entré
en un dos, y esto ha sido de lo más enriquecedor que me ha pasado. He
descubierto aspectos de mí que me dan pavor, que no me gustan nada, que no
sabía que me podían llegar a pasar. Y al mismo tiempo me he encontrado siendo
una persona que no tenía ni idea de que existía y que me fascina.
Me
he descubierto haciendo cosas que jamás en la vida me imaginé hacer, y que
francamente me gustan. Me he visto asustada, en el inter de querer la
reciprocidad, de buscar que sea una relación equilibrada, amorosa, en que no
importe muchas veces ser la que da más, aunque esto de repente me asuste
demasiado, de tener la incertidumbre de si va a funcionar o no, y de que en el
inter disfrutes el día a día sabiendo que diario va a ser un volado.
De
querer cambiar esos aspectos que no son tan buenos, y que te das cuenta de que
no es tan fácil hacerlo, de seguir cayendo en errores que te lastiman y
lastimas. De hacer conscientes cosas que no sabías.
De
cuestionarte y auto analizarte mucho, para tratar todos los días de ser mejor pareja.
De no quedarte en lo cómodo, de ceder mucho, ser paciente, tratar de ser lo más
tolerante.
Amarte muchísimo, para que eso se refleje y se pueda dar al mismo tiempo. De no perderte y no dejar de lado la individualidad, y disfrutar el nosotros en un crecimiento al mismo tiempo que son individuos. De todos los días buscar ese tan esperado equilibrio emocional y congruencia.
Saben gozo muchísimo el estar enamorada de mi físico, ya busco la salud y no el peso, el estar bien, disfrutando el verme bien, entender que cada día y en cada etapa estoy en mí mejor versión, y estoy en lo mejor de mí: de mi forma de pensar, de mi forma de amar, de platicar, de amar, de ser.
Me
enamoré de mis ojos, de mi mirada, de mi sonrisa y de mi humor. De mis
pláticas, de mi conocimiento, de mi escritura, de mi blog.
De la libertad, del aprendizaje, de los errores que han sido infinitos, de ser un adorable desastre. Disfruto muchísimo la manera extraordinaria que tengo de ser, y que cada día abrazo más y empodero más.
Descubrí que me gusta cuando la gente es diferente sin miedo a ser diferente. Cuando dice lo que piensa y lo que siente sin filtros, sin el falso temor a las supuestas consecuencias.
Cuando ofrece lo que tiene y lo que es, y no lo que los demás esperan que sea. Me gustan las congruencias entre sus acciones y sus intenciones.
Me gusta cuando la gente te escucha, te procura, te cuida. No me arrepiento de haber sido buena amiga y persona con personas que no lo merecían. Al final todos ganamos, yo al ya no tenerlos en mi vida. Y ellos el tiempo que tuvieron la fortuna de que estuviera ahí.
Entendí que mis relaciones durarán tanto como las cuide, y las cuidaré tanto como las quiera.
Que
las relaciones no se pueden forzar. ¡NINGUNA! Ni entre familia, o amigos, o con
una persona que te gusta, o que quizá es tu pareja. O en un
trabajo. Es en la reciprocidad ahí está la paz y el crecimiento de
cualquier tipo de relación.
He
sobrevivido miles de cosas buenas, regulares y malas. Físicas y emocionales.
Accidentes en bici, robos, despidos de trabajo, renuncias de otros. Poderme
pagar viajes maravillosos e inolvidables, tener libertad económica y mucho más
importante emocional.
Ahora trato de darle la justa importancia a las personas y a los actos, entender que nada
es tan importante. Que lo simple es lo que construye.
Que
las relaciones son un día a día. Que no pasa nada porque estas terminen, que
soy más fuerte de lo que siquiera creía.
Tener
que preocuparme por poder pagar una renta, no tener absolutamente nada en el
refrigerador para comer, así cómo épocas de abundancia y mucha
felicidad.
El
celebrarme cada uno de mis logros, porque cada uno es importante. Y va haciendo
la persona que hoy soy.
Han
sido una delicia las redes sociales y todo lo que me han aportado: un álbum de
fotos divino en Instagram. Una plataforma de expresión en Twitter con una
comunidad llena de gente maravillosa.
El
poder estar conectado a un click con personas que no están cerca de forma
física, pero que gracias a estas plataformas las sientes cerca de manera
emocional y esto es súper importante, y se agradece muchísimo.
Por
último sobreviví una pandemia que no es cualquier cosa, en ningún sentido. Ni
en lo físico ni en lo emocional, jamás nos imaginamos que estaríamos tanto
tiempo encerrados y las repercusiones que esto traería a nuestras vidas.
Vaya
que hemos valorado la salud, a la familia, los amigos, aspectos tan banales
como el poder ir al cine, y tan importantes como el poder abrazarnos a destajo.
Creo
que de lo más fuerte que ha pasado durante dos años ha sido entender que somos
instantes y que la vida nos puede cambiar en un segundo.
Que
debemos valorar y ser agradecidos, que no podemos dejar para mañana nada,
porque no podemos estar del todo seguros del si habrá un mañana.
Que
el día a día importa, y que si tenemos la fortuna de sobrevivir un día más, lo
debemos hacer de corazón tratando de ir por la vida dejando huella y no
cicatrices.
Ojalá
que siempre que nos recuerden la gente lo haga con una sonrisa, eso indicaría
que no lo hemos hecho tan mal.
Que
impacto todo lo que ha pasado en 20 años, vaya que el tiempo pasó y sin duda
esto cada vez se irá poniendo mejor y mejor.
Gracias por seguirme en esta aventura y leerme. Si les gustó este post compártanlo en sus redes sociales para que más personas se enteren.
MJBDU
Comentarios