-RELACIONES FORMALES VS RELACIONES INFORMALES-


 

¿Cuál es el tema con las relaciones formales?

Tengo 39 años y he tenido 3 relaciones “formales en mi vida”, nunca había vivido con nadie hasta hace unos meses, nunca me casé, no tengo hijos. Y la verdad es que hasta antes de tener la relación que tengo salí con muchos Informales.

Y si de algo me di cuenta fue que tanto a las mujeres como a los hombres de hoy en día les dan miedo las relaciones “formales” y mucho más el compromiso.

Estoy entre comillando formales por qué no creo que el concepto de formalidad de entrada sea lo mismo para cada persona, o cada pareja.

Vivimos en un momento brutalmente accesible en todos los aspectos para bien y para mal. En esta era de las redes sociales, de las aplicaciones y el internet a un click.

Tenemos la posibilidad de conocer a personas de todos los géneros, nacionalidades, razas, humores, y personalidades. Usamos aplicaciones para ligar, para chatear, para ver fotografías, para leer pensamientos.

 Eso hace que tengamos a un click de distancia a alguien, sin embargo creo que esto no es del todo real, al final del día conocemos solo lo  que la otra parte quiere que tengamos acceso.

A sus emociones, sentimientos, fotografías, viajes,  gustos musicales, amigos, comida, parejas. Pero al final del día es algo puesto.

Esto es tan cotidiano y tan real, como subjetivo e irreal. Creo que al estar en una prisa y locura  de vida como es el 2021. En el que ya todo es inmediato, en que ya no nos damos realmente la oportunidad de conocer a alguien, a fondo y comprometernos, porque tenemos acceso de conocer a muchos al mismo tiempo.

Lo que va haciendo es que realmente nos volvamos intolerantes, impacientes, poco comprometidos. Si no me gusta algo de alguien, no pasa nada, siempre puedo encontrar a alguien más que tenga lo que no me gusta del anterior.

Vivimos rodeados de personas con gustos, intereses, y vidas que pueden conectar de una forma con nosotros, pero no de forma profunda, solo de manera superficial.

Porque lo profundo requiere trabajo, implica un esfuerzo, habla de salir de ti para entrar en un nosotros. Requiere un compromiso de una pareja, de pensar en dos en lugar de uno, dejar a un lado el egoísmo, involucrarte, soportar las peleas, los malos momentos, las broncas económicas, los malos días, las malas situaciones, enfermedades, cambios de humor, de trabajo, sin más implica la vida real.

Porque lo que da la superficialidad es justo eso, los buenos momentos, las mejores fotografías, los chistes, la complicidad del instante, lo que no da la superficialidad, es el día a día, con las altas las bajas, y todas las estaciones.

Claro que es más fácil la renuncia al compromiso y la informalidad, eso te da: diversión, drinks, sexo casual, saltar de una persona a otra, no tener complicaciones de ningún tipo.

Que alguien te lea o te escuche tal cual necesitas, pero solo a instantes. No siempre, porque lo que sucede es que a veces estamos tan acostumbrados a estar solos que nos enamoramos de esa soledad, y cuando estas con alguien ya no sabes estar a tiempo completo con esa persona, te sobra espacio y te falta tiempo contigo.

Y es que el compromiso implica dejar de ver solo por ti, involucrarte en las necesidades del otro, procurar, querer, cuidar, valorar, admirar, reforzar, contener, conciliar, colorear las inseguridades esas que muchas veces ni siquiera te quieres admitir.

Amar, y no solo en las buenas, en los peores momentos, físicos, emocionales y mentales. ¿Qué complicado no?

Por supuesto que suena aterrador, aburrido, de locos, quién en su sano juicio quisiera abandonar la inmediatez, los drinks casuales, los besos a desconocidos, el sexo sin compromiso, el pasar de noche en noche y de cuerpo en cuerpo.

¿Para qué uno abandonaría todo esto y entraría a toda la complicación antes expuesta?, porque sí el compromiso sin duda no es miel sobre hojuelas, no todo es risas, ni besos, ni sexo salvaje o abrazos o que alguien te cuide cuando te enfermas, o saber que tienes compañía.

Es la cotidianidad de las camas destendidas, para luego tenderlas, es el desayuno por la mañana y los trastes sucios, es la lavada de la ropa, el hacer los baños, el cuidar mascotas, ver gastos en conjunto, es soportar humores, y problemas de trabajo mutuos o por separado.

Pero también es ser equipo, es tener un compañero de vida, es construir un plan en conjunto, es ir sobrepasando tormentas, es entender que a pesar de todas las dificultades el amor se cultiva y crece.

Es poner prioridades y darle el lugar a tu pareja que le corresponde, es hacer concesiones, es delegar, es negociar y ceder, es mucho trabajo, comunicación, compromiso.

Dejar de lado la inmediatez y la diversión desenfrenada de no crear vínculos, para hacer uno fuerte, diario, constante, que encima requiere un trabajo inmenso de introspección individual, de repararte todo lo dañado que tienes y estas, de mejorar lo que va a saliendo en el día a día los dos en pro de la relación.

De olvidarte de decir así soy, y es lo que hay. Porque cuando estás en un compromiso esto ya no existe, ya es escuchar, entender, querer complacer, sin perderte y seguir siendo tú en toda tu esencia.

Es  ir alcanzando tus metas, crecer, desarrollarte en paralelo a tu pareja, porque si no van juntos de la mano en ese compromiso lo que sucede es que te pierdes, y sueltas y dejas de rifarte por la relación y esta se termina.

Creo que sin duda la falta de compromiso es un camino mucho más fácil, divertido, desenfadado, cómodo. Y también estoy convencida que hay personas que genuinamente aman vivir así.

Aunque también pienso que hay muchas más que no le entran al compromiso por miedo, porque obvio la incertidumbre de no saber si va a funcionar o no, pesa y mucho.

Porque los momentos lindos, buenos, de amor total son una gozada, pero los momentos malos de peleas, de no entendimiento, de no saber como conciliar y contener, de no sentirte conectado son horribles.

Y es que al final una relación formal de compromiso implica un perdonar, entender, saber. Sobrepasar lo malo en pos de lo bueno, porque crees en algo y en alguien, porque estás jugando una apuesta diaria, que si tienes suerte y sale bien, te dejará los mejores momentos, historias, fotos, viajes, vinos, cafés, sexo, instantes.

Pero si sale mal, será un fracaso y esto duele y entre más te involucras es más fuerte.

Aunque después de años enteros de gozar mi soltería y de salir con uno y otro, y otro. Les puedo decir que lo importante es tener claro en que momento de la vida estás. Que quieres, y ser brutalmente honesto con la persona que te estás involucrando al respecto.

Se vale que no quieras un compromiso, lo que no se vale es que no seas honesto al respecto, que se hagan promesas sin cumplir, que se juegue con las personas, y que no se respeten los sentimientos.

Y sí, sin duda el compromiso es un trabajo inmenso lleno de altibajos, de cosas brutalmente buenas, y otras mas no tan buenas, pero si estoy segura que cuando te topas con la persona correcta para ti. Sin duda vale la pena todo.

Gocemos el viaje, y al final entre más lo hagamos, más amaremos nuestro final.

Gracias a Ana por inspirar este post.

Gracias por seguirme en esta aventura y leerme. Si les gustó este post compártanlo en sus redes sociales para que más personas se enteren.

MJBDU





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