Pensar que la vida es un viaje constante, ya sea de felicidad o de infelicidad no es real. Este viaje es un conjunto de subidas y bajadas, de en mil ocasiones no saber qué estás haciendo de tu vida, si el camino que estás tomando es el correcto, si lo estás transitando con las personas adecuadas.
De incertidumbre, de creer que lo que te está sucediendo nadie más lo puede entender. No soy Psicóloga, el 10 de septiembre fue el día mundial para la prevención del suicidio, y quise escribir este post.
Ha llegado el momento de hablar del suicidio. Hablemos de una vez por todas del suicidio. Pero hablemos bien.
La prevención del suicidio sigue siendo un desafío universal. Cada año, el suicidio se encuentra entre las 20 principales causas de muerte a nivel mundial para personas de todas las edades. Es responsable de más de 800.000 muertes, lo que equivale a un suicidio cada 40 segundos.
Cada vida perdida representa a alguien importante un: hijo, padre, amigo o hermano de alguien. Por cada suicidio, aproximadamente 135 personas sufren un dolor intenso o se ven afectadas de alguna manera.
Esto equivale a 108 millones de personas al año que están profundamente afectadas por la conducta suicida. La conducta suicida incluye el suicidio, y también incluye la ideación suicida y los intentos de suicidio. Por cada suicidio, 25 personas hacen un intento de suicidio y muchos más tienen ideación suicida.
La conducta suicida es el resultado de una convergencia de factores de riesgo tanto genéticos, psicológicos, sociales y culturales, etc., a veces combinados con experiencias de trauma y pérdida.
Las personas que se quitan la vida representan un grupo heterogéneo, con influencias causales únicas, complejas y multifacéticas que preceden a su acto final. Tal heterogeneidad presenta desafíos para los expertos en prevención del suicidio. Estos desafíos se pueden superar adoptando un enfoque multinivel y cohesionado para su prevención.
¡Prevenir el suicidio con frecuencia es posible y todos somos elementos claves en su prevención! Sí podemos marcar la diferencia: hay muchas cosas que podemos hacer todos los días, para prevenir la conducta suicida.
¿Cómo? Debemos de hacer conciencia sobre el tema, informarnos sobre el suicidio, y sus causas, poner atención a las señales de alerta.
Es importante mostrar compasión y cuidado a quienes se encuentran en peligro, cuestionarnos el estigma asociado con el suicidio, la conducta suicida y los problemas de salud mental.
A mí nunca se me ha cruzado por la cabeza esta idea, pero tengo personas demasiado cercanas a las que sí, y por otro lado debemos de entender que nunca estamos exentos de que nos pase.
El prevenir es algo que puede salvar vidas, el tratarnos con especialistas siempre será la mejor opción. Si no tienes el dinero, o si no te atreves, trata de platicar el cómo te sientes con alguien.
El suicidio es un tema sumamente complejo que requiere hablar de el, con toda la responsabilidad necesaria, ya que el fallar en el tratamiento del suicidio, simplificar las causas, puede ser realmente perjudicial para las personas que están en situación vulnerable.
Todavía sigue existiendo un estigma muy fuerte en relación al suicidio: que si es un hecho cobarde, que si es porque estás loco, y siendo honesta tantas décadas de silencio al respecto nos ha dejado faltos de formación e información. Y ese silencio, precisamente, lo que más ha contagiado ha sido eso, más silencio.
Un silencio social que lleva a los que sufren a callar en lugar de hablar y pedir ayuda; un silencio que cristaliza el tabú y el estigma, que agrava la situación de quién lo está padeciendo.
Acabar con los mitos e ideas erróneas sobre el suicidio, permite facilitar la desestigmatización y culpabilización de la conducta suicida y, con ello, facilitar que las personas con ideaciones suicidas pidan ayuda.
Entre los mitos más arraigados, se encuentra la idea de que no se puede prevenir. Lo cierto es que es posible, si bien es fundamental la detección temprana y poder disponer de los recursos, profesionales y espacios adecuados.
Otra creencia errónea es que las personas que se suicidan son egoístas (o valientes), cuando la realidad es que son personas que simplemente están sufriendo muchísimo dolor, y su pensamiento es que no van a poder salir de este.
Si le preocupa que una persona que usted conoce esté considerando el suicidio, actúe de manera inmediata. No suponga que la persona va a mejorar sin ayuda o que va a buscar ayuda por sí mismo. Extender una mano puede salvar una vida.
La reacción natural puede ser de pánico; o pasar por alto la situación y esperar que se resuelva sola; o buscar soluciones rápidas que hagan sentir mejor a la persona.
Estemos a la disposición de ellos. Pasemos tiempo con la persona y expresemos nuestro cuidado e interés. Preguntemos cómo se siente, y escuchemos lo que tiene en mente. Dejemos que sea la persona quien hable más. Los problemas se hacen más manejables si se habla sobre ellos.
Hay que preguntar si está considerando el suicidio. La única manera de saber si una persona está pensando en suicidarse es preguntárselo. A menudo es un alivio para la persona que se le pregunte cómo se siente.
A veces puede resultar difícil hacer preguntas, tratemos en la medida de nuestras posibilidades manejar la situación, pero siempre busquemos la ayuda de un un profesional y que un especialista en la materia controle la misma. Ellos al final del día son los que podrán ayudar a contenerla.
Espero que esta información les haya ayudado. Gracias por seguirme en esta aventura y leerme, dejen sus comentarios que los leeré. Si les gustó el post compártanlo en sus redes sociales.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario