lunes, 22 de abril de 2019

-EN UN MUNDO LLENO DE PERSONAS APÁTICAS, TÚ SE LA DIFERENCIA-

Empezaré el post de hoy diciendo que sí que lo confieso soy una persona muy sensible, no puedo evitar que me afecten las imágenes de Notre Dame incendiándose, ni el recordar que hace algunos años estuve ahí. O el saber que nos están matando en México.

El pensar en todo lo que los Parisinos, y la gente del mundo que valoran el arte, aprecian la cultura, que son católicos, o que no  profesan alguna religión, pero  sintieron esta perdida.  

Me asusta  y duele, el leer cómo es que todo nos afecta en manera negativa, que si donaron que porqué donaron, que si no lo podrían haber donado a otra causa, que si la iglesia, que si no. Estamos en una época de benditas redes sociales, en las que hasta lo que no comen les hace daño. 

Estoy impactada después de todos los sucesos que se han desarrollado en estos días, de notarnos y percibirnos tan poco humanos, estoy consciente que no es algo de estos días, tampoco soy tan ingenua.  

Pero si me sigo preguntando en que momento pasó, ¿por qué nos hemos vuelto tan insensibles? no voy a generalizar porque sería injusto, me queda claro que gracias a Dios aún hay muchos a los cuales estas cosas los tocan y los cimbran.  

Este fin de semana un comando armado en Minatitlán Veracruz, rafagueó a 13 personas entre ellas incluido un niño de un año de edad.  Y hubo  otro evento  más  en Comalcalco que dejó muertos.  

Viví en Monterrey del 2009 al 2011 los tres peores años de inseguridad en esa ciudad. Me duele como no tienen una idea estos sucesos, porque esto es algo que se vivió en esa época en Monterrey.  

Día a día, a lo largo de esos años,  los narcos secuestraron la ciudad, y día a día la violencia se fue incrementando, todos los días en las noticias se escuchaba que en Guadalupe habían matado a tantos, que habían cerrado con narco bloqueos tales calles, que a la prima del amigo del tío de quién sabe quién lo habían matado. 

El primer año la situación era lejana, el segundo año se iba acercando, el tercer año, nos tocó a todo nuestro grupo de foráneos vivir de manera más que cercana algún evento. 

Todos vivimos la noticia, de que incendiaron el casino, un lugar lleno de civiles, una gran cantidad de ellos, personas de la tercera edad. Que no la debían y lamentablemente mucho menos la temían.  

También nos tocó,  el que día a día se fueran incrementando las muertes, y que se volvieran más cercanos los casos, a un buen amigo le robaron la camioneta a punta de pistola, al novio de mi entonces roomie le quitaron más de tres veces sus coches.  

Balaceras por acá, colgados por allá, robos a diestra y siniestra. Mi roomie y yo compartíamos baño, un día nunca supimos si estaban baleando afuera de nuestro depa, o eran cuetes, el caso es que cuando nos vimos estábamos las dos pecho tierra en el baño. 

A amigos súper cercanos les tocó más de una vez, tener que tirarse al piso, porque pasaban los narcos a rafaguear restaurantes, no les quiero contar lo que te va pasando, de verdad que tu calidad de vida se empieza a mermar.  

La gente ya no salía por las noches, era preferible que si ibas a una fiesta te quedaras en la casa hasta que amaneciera, y fuera una hora prudente para regresar a tu departamento, a volver en la madrugada, era imposible, e inseguro hasta decir basta. 

A mí la peor que me pasó fue que: Todos los días tenía que pasar por el mismo lugar para llegar al trabajo, y en mi paso diario había una agente de tránsito. Todos los días nos saludábamos, un día tenía alergia estábamos las dos en el semáforo, estornudé y me dijo salud, le contesté gracias, le sonreí y seguí mi camino, fue lo último que escuché de ella.  

A la hora rafagueron la zona en la que trabajaba y la mataron, no les quiero decir como lloré ese día, ni siquiera sabía su nombre, pero era una persona a la cual veía todos los días, que seguramente tenía familia y que de un instante a otro dejó de existir, así de efímera es la vida.
  
Me asombra lo poco sensibles que nos hemos vuelto no concibo como es que nuestro presidente no fue capaz de dar el pésame y las condolencias, tanto a los familiares de los muertos en Minatitlán, como a los de Comalcalco.  Es impresionante todos los mensajes de odio que se leen, de estas desgracias, es enserio que no podemos tener tantita madre y ser un poco solidarios, ayer preguntaban, si los mensajes en contra de los atentados servían.  

Esto va más allá de la política es un tema de humanidad, claro que sirven, es mostrarse solidario ante las desgracias del mundo. Así como el día de ayer en Sri Lanka. Murieron más de doscientas personas en unos atentados contra iglesias y hoteles. También hubo eventos en México, y diario hay en todo el mundo. 

Cómo es posible que seamos tan ajenos a la desgracia no cercana. No me tienen que matar a mi mamá o papá o algún familiar, para que me duelan todas estas muertes que ocurrieron en estos días.  Y que ocurren todo el tiempo. 

Por la simple y sencilla razón de que todos y cada uno de ellos, eran seres humanos como lo soy yo. Que tenían quizá familia, hermanos, papás, hijos, esposos, trabajos, vidas. 

La situación en México está más que crítica, y lo que nos corresponde a cada uno desde la trinchera de cada uno, es dar lo mejor de nosotros, trabajar, hacer las cosas bien, ser críticos, ser cuidadosos, prudentes, tratar de ser cambio.  

¿Por qué no nos volvemos más solidarios ante la desgracia ajena?, hay muchas formas, propongo algunas. Quizá solo es una palabra amable, una oración, una buena vibra, un mensaje de amor, y paz.  Trabajar mucho y bien. 

Es aprender a tocar sin romper, me gustan aquellos que saben de sentimientos, que son empáticos, solidarios, humanos esas; para mí son las personas imprescindibles 

Ojalá nos contagiáramos más de buena onda, de mandarnos buenas vibras, de tratar de ayudarnos lo más que podamos, seamos cercanos o no. Un buen tip de vida, es compórtate con los otros, como te gustaría que se comportaran contigo. 

Sigo sin entender ¿por qué comparten las fotos de niños y niñas muertos?, eso es morbo. Ahí es justo donde entra esa prudencia.  

Con toda la violencia que hay en el mundo, siento que es necesario volver a lo básico, de manera urgente.  

2019 y sí tenemos casas más grandes, pero familias más chicas. Tenemos más compromisos, pero menos tiempo para hacer nada. Tenemos más medicinas pero menos salud. 

La gente ahora tiene la posibilidad de ganar más dinero, pero hemos reducido y somos más pobres en cuestión valores. Hablamos mucho, amamos poco y odiamos demasiado, por todo y por nada.  

Hemos sido muy buenos para explorar si hay vida en marte, y pisar la luna, pero no somos capaces de saludar al vecino o ayudarlo, es impensable, ni hablar de ser amables con el de junto.  

Hemos conquistado el espacio exterior, pero no el interior. Y de ahí parte todo, hasta cuando lo terminaremos de entender. Ahora en teoría tenemos más libertad pero menos alegrías, tenemos muchas más opciones de comida, pero menos nutrición. 

En este 2019 es más fácil que lleguen dos sueldos a las casas, pero como no hay conexiones reales, ni verdadero amor, se dan más casos de divorcio. Sí,  son tiempos de casas más lindas, más grandes, con más ayuda. Pero también de  hogares más rotos, e hijos más desatendidos. 

Es tiempo de volver a lo esencial y lo que realmente importa en la vida, los instantes, la familia,  los valores, y regresar a lo básico. 

El amor, el ser empáticos, humanos, solidarios, educados, respetuosos, el preocuparnos los unos por los otros, el ayudarnos cada vez que podamos.  

A veces los milagros son personas, y como diría Einstein “Hay dos formas de ver la vida: una es creer que no existen los milagros, la otra es creer que todo es un milagro”.  

A mí me gusta más la segunda opción, me gusta tener un alma que siente,que está de luto,  que ve milagros en todas partes, que necesita expresarse y que siente el dolor ajeno y que al menos con palabras trata de generar un cambio.  


Gracias por seguirme en esta aventura y leerme. Si les gustó este post compártanlo en sus redes sociales para que más personas se enteren. 


MJBDU







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